Simultáneamente María Iribarne y Alejandra Vidal Olmos viajan en vagones de la misma línea del Subte y Metro, siempre en sentido contrario.
Al cruzarse y verse a través de las ventanillas, en lo que duran esos instantes, en los túneles de Buenos Aires y Madrid, M. I. y A. V. O. se reconocen a sí mismas.
A veces van a ver el mar y juegan con las olas, se besan y ríen como locas.